Los procesos de esclavitud ocurridos, tanto en Europa como en América desde el siglo XV hasta el siglo XIX, presentaron marcadas diferencias sobretodo en los trabajos realizados por los esclavos.
En la conferencia “Esclavitud en Europa y esclavitud en América: elementos de comparación”, el Dr. Bernard Vincent explicó que desde la Edad Media los europeos poseían esclavos provenientes en su mayoría de Europa del Este y de África subsahariana.
Esa actividad se incrementó a partir de la colonización iniciada por Portugal. Al llegar a las nuevas tierras, los conquistadores reclamaban como suyo el territorio, sus riquezas y capital humano.
Los principales puertos del Sur de Europa, entre ellos Lisboa, se convirtieron en grandes mercados para la venta y redistribución de esclavos al resto del continente, inclusive a América.
El valor de los prisioneros dependía de dos factores: la posición que tenía en la sociedad y el uso representado por el trabajo. En el primer caso, el precio por la libertad del líder de una tribu era superior si se compara con otras personas de rango inferior.
Las labores que efectuaban estas personas influyeron en la relación que tenían con sus semejantes. En América, los esclavos se concentraban en las zonas rurales, ya que, se dedicaban a trabajar la tierra en las plantaciones. Por las características de la faena, ellos podían establecer un contacto más próximo con sus iguales.
En el caso de los trabajadores urbanos, laboraban principalmente, en las casas de sus dueños. El acercamiento con otros esclavos era muy limitado. En Europa, esta situación era similar, pero el trato que recibían de sus dueños era diferente, pues, en muchos casos, los esclavos eran considerados como personas allegadas a las familias.
En este continente existió otra modalidad de trabajador: los esclavos ajornales. Ellos podían trabajar para otras personas que no fuera su dueño, pero su salario se le entregaba a su amo como un medio para recuperar la inversión que significaba tener un esclavo.
Otra de las diferencias entre los dos continentes fue la posibilidad de retornar a su lugar de origen. En Europa, los esclavos que escapaban u obtenían su libertad trataban de cruzar las costas del Mediterráneo para llegar a África.
Debido a la distancia entre América y África, el Dr. Bernard Vincent aclaró que los esclavos trasladados a este continente difícilmente regresaban a sus hogares.
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