El Hotel y Villas Nacazcol, en Sardinal de Guanacaste, luce en sus zonas verdes una obra en la que el astro Sol muere cada tarde y renace al amanecer. Se trata de la alegoría monumental transitable “La Aurora y el Crepúsculo”, de la joven artista Susana Sánchez Carballo.
Fue realizada por la artista como proyecto final de graduación para obtener la Licenciatura en Artes Plásticas con énfasis en Pintura de la Universidad de Costa Rica, bajo la dirección del Magíster Eduardo Torijano.
Esta obra constituyó un reto profesional y artístico para Sánchez, quien deseaba ir más allá de la pintura de caballete en la búsqueda de una relación más amplia con la sociedad por medio de su creación.
En este sentido, la artista señaló que desde el 2001 inició su incursión en el muralismo, en un proyecto de Trabajo Comunal Universitario, en el que, junto con dos estudiantes de la UCR, realizó una obra de carácter público en las nuevas instalaciones del Centro de Adaptación Social “El Buen Pastor”.
Al año siguiente elaboró otro mosaico en las instalaciones recreativas de la UCR en Playa Bejuco, y en el 2006 participó con un mural pictórico en el certamen de Pintura Mural Finca de las Mariposas, en la Guácima de Alajuela.
De modo que con la experiencia y conocimientos adquiridos en estos murales, se propuso realizar como proyecto de graduación una obra monumental que fuera más allá de la pared, tuviera transitabilidad y tridimensionalidad y permitiera a las personas recorrerla y descansar en ella, mientras la analizaban y apreciaban.
Así nació esta alegoría en la que quiso crear un espacio en el que el Sol se manifestara como centro mismo de la vida, como astro dador de luz y calor, y como fuerza heroica, creadora y generosa. También una obra basada en la esperanza de que, “a pesar del dolor y la tristeza, renazcan diariamente entre nosotros, como el Sol, vínculos de tolerancia y solidaridad”.
La obra
La alegoría “La aurora y el crepúsculo” está ubicada en un área llamada la “nueva etapa” del Hotel y Villas Nacazcol, en una elevación del terreno que le proporciona mayor protagonismo a la obra y es visible desde todos los ángulos.
Mide 3.5 metros de alto por 8 metros de largo y 4 de fondo y está compuesta por cinco paneles separados 50 centímetros uno del otro con respecto al eje horizontal y vertical, para que las personas puedan transitar cómodamente por ella.
En la parte tridimensional la artista utilizó paneles de poliestireno Convitec, construidos con una estructura de alambre de acero de alta resistencia con estereofón en el medio. Al respecto Sánchez mencionó que el Convitec es muy liviano de trabajar, cómodo a la hora de cortar detalles, flexible y antisísmico.
En la parte pictórica o bidimensional empleó la técnica del mosaico, y la idea era representar la fuerza del sol para lo cual utilizó colores cálidos como rojos, naranjas y amarillos, mezclados con blancos para acentuar las partes claras y los vinos para realzar las áreas más oscuras. En esta labor empleó cerca de 70 metros cuadrados de cerámica comercial, los cuales cortó manualmente en pequeñas piezas de entre 5 y 10 cms. aproximadamente.
La alegoría también posee un piso de cemento cubierto con fragmentos de cerámica, que simboliza los rayos del sol.
Para la realización de este proyecto la artista Sánchez contó con el patrocinio de la empresa Desarrollos Nacazcol El Lago S.A.
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