La Sede del Atlántico y el Museo Regional Omar Salazar Obando con el apoyo de la Vicerrectoría de Acción Social, publicaron el libro infantil educativo La cultura cabécar de Chirripó, con traducción al cabécar.
El libro “pretende ser una herramienta didáctica para la docencia en la educación bilingüe específica de la zona, con el fin de promover el aprendizaje intercultural tanto en escolares indígenas cabécares como hispanohablantes,” según lo expresó Vania Solano Laclé, antropóloga de la Sección de Extensión Cultural de la Vicerrectoría de Acción Social.
Explicó para la elaboración del libro organizó varias giras a la región en las cuales visitaron seis escuelas indígenas y a sus caseríos más cercanos durante el primer semestre del 2007.
Estas visitas permitieron conocer la cultura cabécar, a través de historias y cantos, tomar fotografías y registrar 12 plantas medicinales de uso indígena.
Los cabécares, quienes en su mayoría viven en las faldas de la Cordillera de Talamanca, son el pueblo indígena más numeroso del país. Su tradición de familia está compuesta por clanes, los cuales son heredados por la madre y no por el padre, de esta manera, el padre pertenece al clan de su madre y no al de sus hijos.
El libro, además de incluir datos generales sobre los cabécares, hace una descripción de sus cantos, historias, mitos, plantas medicinales, casas, artesanías, alimentación, transporte, siembras y pesca.
La publicación permite “una exposición educativa, agradable, entretenida y lúdica” del aporte de los cabécares de Chirripó, quienes han contribuido a formar la Costa Rica pluricultural, multiétnica y multilingüe que existe hoy en día, según afirmó Dalia Castillo, Directora del Museo Omar Salazar Obando, quien tuvo la iniciativa para realizar este proyecto.
La producción de este material fue coordinada por Dalia Castillo y Vinicio Tencio. Además participó Rogelio Barquero Reyes, profesor de lengua y cultura cabécar como traductor, Valeria Rodríguez como diseñadora gráfica y Fiorella Resenterra como diagramadora. Se contó también con la asesoría de Rocío Fernández, las fotografías de Vania Solano y el montaje final de Denis Castro.
Esta publicación surgió a partir de una exposición que se llevó a cabo en el Museo Omar Salazar Obando, la cual fue financiada por el Fondo concursable para el fortalecimiento de la relación Universidad-Sociedad del 2007 y el Museo Regional Universitario.