La amplia variedad de lenguas que una vez existieron en el continente americano siguen por el camino de la extinción, en un proceso que inició con la conquista. Según el lingüista Enrique Margery Peña, investigador y profesor de la Universidad de Costa Rica, recuperar o intentar revitalizar dichas lenguas es casi imposible.
Actualmente se calcula que existen aproximadamente 1.060 lenguas en Indoamérica, no obstante el ritmo de declinación y desaparición de estas lenguas autóctonas es muy acelerado: una lengua perdida cada mes.
El investigador Margery Peña asegura que en la actualidad 160 lenguas de Indoamérica están en fase de extinción. Algunas de ellas cuentan con menos de 15 hablantes y en casos extremos apenas tres personas de todo un pueblo hablan fluidamente la propia lengua.
Para el investigador, los orígenes de esa pérdida se debe principalmente a tres factores: la violencia colonialista, la baja densidad demográfica, y la compulsiva expansión de las lenguas dominantes a través de la historia.
Menosprecio de lo propio
Como resultado de la presión de las lenguas dominantes se da una valoración negativa de la lengua nativa como inútil y bárbara, no sólo por parte de los extranjeros sino por sus propios hablantes. Al mismo tiempo entre los nativos se produce una valoración positiva de la lengua oficial, porque se le considera útil y civilizada, de ayuda en la vida social, laboral y comercial, en su educación, así como en sus posibilidades de desarrollo.
El indígena proyecta esa valoración negativa de su lengua madre a su descendencia, negándose a que sus hijos aprendan esa lengua porque lo considera una limitación para su vida social y laboral en el futuro. Cuando esto sucede, la lengua materna se deja de aprender en el núcleo familiar y de trasmitirse a los niños/as y va muriendo junto con los hablantes más viejos.
Así las lenguas comienzan a perder importancia en las sociedades autóctonas y se van reduciendo los espacios sociales y las situaciones comunicativas en que se utilizan, y quedan únicamente confinadas al ámbito familiar y en última instancia a las ceremonias tradicionales.
Intentos frustrados
A pesar de algunos esfuerzos grandes y pequeños que se han impulsado para restaurar el habla de distintas lenguas indoamericanas, la recuperación no ha sido exitosa, explica el Dr. Margery. Una de las principales causas del fracaso es que no se han estudiado ni respetado las condiciones de aprendizaje de los pueblos indígenas, por el contrario, se han instaurado modelos educativos tradicionales que chocan con la cultura de estos pueblos.
Ante la incapacidad de los sistemas educativos de crear programas adecuados para fomentar el habla de las lenguas autóctonas y con la pérdida de interés de los propios indígenas por hablar una lengua que les resulta poco útil en el contexto actual, el Dr. Enrique Margery no titubea en afirmar que las lenguas autóctonas de América están destinadas a la extinción y que con suerte sobrevivirán algunas palabras o la gramática documentada por los investigadores universitarios.
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