La acuarelista, grabadora, educadora y Premio Nacional Aquileo Echeverría en Artes Plásticas 1985, Magda Santonastasio Campos, rompió los convencionalismos de su época e imprimió un estilo propio a sus creaciones y a la forma de enseñar acuarela. Su legado es una importante obra que da cuenta de su intensa vida artística.
La Universidad de Costa Rica y la comunidad artística nacional lamentan su partida, acaecida en San José, el domingo 9 de noviembre.
Magda nació en 1937 y creció en los alrededores de la Iglesia la Soledad, en San José. Estudió en el Colegio Sión, donde obtuvo su bachillerato en enseñanza secundaria. Luego continuó su formación en la Academia de Bellas Artes en Barrio González Lahmann, y concluyó su bachillerato y licenciatura en la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad de Costa Rica.
Fue alumna de Francisco Amighetti, Juan Portugués, Margarita Bertheau, Carlos Salazar Herrera, León Pacheco, Luis Daell, Angelita Pacheco y Alex Bierig, entre otros maestros.
Realizó numerosas exposiciones individuales, tanto dentro como fuera de nuestro país. También recibió diversos reconocimientos como la Medalla de Oro en el Salón Anual de Acuarela, en 1978; distinción a su programa de enseñanza a niños otorgada por la Organización de Estados Americanos (OEA), en 1979; el Premio del Club de Grabado de San Diego, California, en 1984; la publicación de los portafolios “Cartas a un Búho”, “Vía de la Rosa” y “Retratos”, por Yuhana Press y Brighton Press, de California, en 1985, y el Aquileo J. Echeverría, en 1985.
Sus facetas
En torno a su figura, el ex decano de la Facultad de Bellas Artes y ex director de la Escuela de Artes Plásticas, Lic. Luis Paulino Delgado, expresó que a Magda Santonastasio hay que considerarla desde cuatro facetas. En primer lugar como educadora artística para niños y adolescentes, formación que recibió de la especialista en Educación Artística, Magistra Flora Ulloa.
En este campo desarrolló una labor muy importante en el Colegio Saint Francis y en el Humboldt, en donde marcó una época de oro como profesora de escolares y colegiales. También utilizó mucho la literatura costarricense para motivar a los niños y las niñas hacia el dibujo, la pintura y el grabado, por lo que se le puede considerar una maestra en la enseñanza artística para niños, similar al trabajo efectuado por el maestro Rafael Ottón Solís en el Colegio Linconld.
En segundo lugar como docente de la Escuela de Artes Plásticas de la UCR, en donde enseñó acuarela, junto a Gisela Stradmann, quienes heredaron la responsabilidad de continuar la labor iniciada por Margarita Bertheau.
Al respecto Delgado señaló que en acuarela Magda realizó una obra muy fuerte en cuanto al color, el dominio de la mancha y la expresividad. Sus temas preferidos fueron los paisajes, las flores y la figura femenina. Ella fue una acuarelista expresionista.
En tercer lugar como coordinadora de Actividades Culturales de la Escuela de Artes Plásticas, la cual llevó a cabo con mucho acierto y proyección a la comunidad, con el impulso de los directores de esa Unidad Académica, César Valverde y Luis Paulino Delgado.
En cuarto lugar como grabadora, campo en el cual fue formada por el maestro Francisco Amighetti. También hizo mucha linoliografía, que consiste en el empleo del linóleo en lugar de la madera, durante sus años de enseñanza en el Colegio Humboldt.
Delgado comentó que esta experiencia, junto con el desarrollo del proyecto Centro Regional de las Artes Gráficas (CREAGRAF) en la Escuela de Artes Plásticas y la influencia del profesor Juan Luis Rodríguez, despertaron en ella el interés por el grabado. De modo que al acogerse a la jubilación viajó a los Estados Unidos, donde se puso en contacto con el artista Bill Kelly, quien se convirtió en el impresor de su obra en grabado en metal.
Agregó que Magda desarrolló un trabajo gráfico de una calidad extraordinaria, el cual en algunas oportunidades mostró en Costa Rica.
En este sentido, Luis Paulino informó que en marzo del 2009 con motivo del Día Internacional de la Mujer la Escuela de Artes Plásticas está planeando organizar una exposición con obras de grabadoras costarricenses alrededor de la figura de Magda Santonastasio, en el vestíbulo del edificio administrativo A, así como una muestra de acuarelas en otra galería del país.
Rompió esquemas
Por su parte, la artista Grace Herrera Amighetti, quien conoció a Magda desde niña, compartió con ella la Cátedra de Acuarela y también coordinó las Actividades Culturales de la Escuela de Artes Plásticas, comentó que fue una personalidad que rompió con los convencionalismos de la época para enseñar acuarela.
“Ella enseñó su estilo, su manera de acercarse al acto creador, y sus acuarelas eran más gestuales, más espontáneas y de una tonalidad intensa”, enfatizó Herrera.
Agregó que la vio trabajar en su taller y siempre le sorprendió esa manera tan particular y tan intensa de enfrentarse a su labor, pues tenía la capacidad de pintar varias acuarelas a la vez siguiendo la misma tendencia temática en todos los papeles.
También conoció su trabajo en grabado en metal, el cual desarrolló más ampliamente en los Estados Unidos, después de pensionarse.
Para Grace Herrera la acuarela de Magda es sumamente expresionista y de intensos colores, con una predilección por los paisajes, las flores y los personajes inventados, los cuales también utilizó en sus grabados. Sus creaciones se caracterizaron por ser más libres y menos apegados a la academia, recalcó la artista.
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