Psicólogos y psicólogas de la Universidad de Costa Rica se reunieron recientemente para analizar la violencia desde una perspectiva psicosocial, o sea, tomando en cuenta el vínculo que existe entre la sociedad y los individuos y así avanzar hacia la comprensión de este fenómeno.
En este encuentro participaron el M.Sc. Marco Fournier, el M.Sc. Ignacio Dobles Oropeza, la M.Sc. Maritza Salazar Palavicini, el M.Sc. Armando Campos y el M.A. Manuel Martínez Herrera, Director de la Escuela de Psicología de la Universidad de Costa Rica, estudiantes y profesores.
El foro tuvo lugar el pasado jueves 18 de setiembre en la Facultad de Ciencias Sociales.
Entre la economía y la frustración
Para el M.Sc. Fournier el modelo económico actual tiene efectos psicosociales. El aumento de las tasas de violencia en las últimas décadas en América Latina y en Costa Rica –específicamente- responden al modelo socioproductivo actual que se rige por la reglas del mercado. “Este proceso tiene un impacto directo sobre la estructura de nuestra sociedad, sobre nuestra cultura y sobre el comportamiento cotidiano de los ciudadanos” apuntó.
Fournier opina que en este modelo de desarrollo caracterizado por los rápidos avances en las telecomunicaciones, se ha debilitado el papel del Estado y ha dado paso a las reglas del mercado, lo cual, provoca mala distribución de la riqueza, deterioro en los programas sociales y en la calidad de vida de los ciudadanos.
Para este psicólogo, los valores como la productividad y la competitividad han ido desplazando a otros valores que anteriormente eran importantes en la sociedad, como el bien común y la solidaridad.
Actualmente, considera Fournier, las identidades culturales y locales se debilitan, mientras que los medios de comunicación se convierten en agentes socializadores dominantes y las personas ven en el consumo un símbolo de estatus y felicidad. Pero en lugar de fomentar la felicidad, este modelo produce entre los ciudadanos y ciudadanas frustración, estrés, debilitamiento de los lazos afectivos, corrupción, impulsividad y desconfianza entre otros efectos psicosociales negativos.
Enfoque integral para abordar la violencia
Según el Msc. Armando Campos una de las limitaciones para estudiar la violencia es que no existe una definición clara. Por el contrario, destaca que existen diversas definiciones con enfoques variados que pueden ubicarse en tres grupos: las definiciones conductualistas que confunden la violencia con la agresión, las interpretaciones macrosociales que plantean la noción de violencia estructural y en otro grupo están las definiciones que introducen la noción de “poder”.
En medio de tantos enfoques y definiciones, este psicólogo considera que un enfoque psicosocial debe ser una prioridad para que los investigadores de las ciencias sociales puedan analizar el tema de la violencia. Para ello, sugiere partir de que existe un vínculo entre lo social y lo individual, pues si se trata lo social como algo periférico y difuso no es posible entender los problemas de los individuos.
“Si no entendemos los procesos económicos, sociales y políticos que generan la violencia social no podemos tampoco entender a sus protagonistas, ya es hora de que dejemos de creer (los psicólogos) que hacer psicología de la violencia es recortar un pedacito del problema y estudiarlo muy bien” puntualizó Campos.
Para este investigador la matriz del problema de la violencia está en la apropiación justa y desigual del capital social. A pesar de que la teoría criminológica dice que la pobreza no es generadora de violencia, para Campos este es un razonamiento incorrecto pues los individuos son parte de un sistema generador de aspiraciones y deseos consumistas, donde los pobres o desfavorecidos tratan de cumplir esos deseos de una u otra forma.
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