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Estudiantes de nutrición dan asesoría en cantones fronterizos

25 jun 2007
Señora trabajando en panadería
Las mujeres de la panadería El Buen Trato están muy agradecidas con el apoyo y la asesoría que han recibido de las estudiantes de nutrición.

Tres microempresas dedicadas a la comercialización de productos de panadería ubicadas en los cantones de Los Chiles, La Cruz, Guanacaste y en Bijagua de Upala se han beneficiado del trabajo que realizan seis estudiantes de quinto año de la Escuela de Nutrición.

Se trata de Milkie Guevara, Judith Montero, Ezzio Agüero, Larissa Muñoz, Laura Solano y Paula Valdeperas, quienes se han dedicado durante dos meses a asesorar y diseñar el etiquetado general de los productos, a elaborar un manual de procedimientos para realizar el registro de marca y a formular una propuesta para la implementación de una estrategia de mercadeo y educación nutricional sobre las características nutricionales de los productos, entre otros.

La labor que realizan se enmarca en un proyecto más grande que lleva a cabo el Instituto de Nutrición de Centroamérica y Panamá (INCAP), denominado “Gestión de Microempresas Agroindustriales con la participación de la Mujer” y responde a la tarea que deben cumplir como parte del curso Normalización de Alimentos que coordina la Profesora Adriana Murillo.

El trabajo lo realizan en la Panadería El Buen Trato, ubicada en la localidad de El Amparo, en el cantón de los Chiles; en la microempresa Las Gaviotas, dedicada a la producción y comercialización de productos de maíz y de panadería en general, ubicada en la comunidad de La Garita en el cantón de La Cruz, Guanacaste y en la empresa denominada Grupo Entre Volcanes, dedicada a producir y comercializar productos de maíz, mermeladas y cajetas, ubicada en Bijagua de Upala.

Grupo de estudiantes posa
En La Cruz, Guanacaste, las estudiantes de nutrición posan con las integrantes de la Asociación de Mujeres Las Gaviotas, que trabajan en la Panadería La Garita.

La Licda Kattia Jiménez Hidalgo, del INCAP, considera que ha sido un proceso de aprendizaje muy enriquecedor tanto para las comunidades, como para las estudiantes. “Las mujeres involucradas en esos proyectos están muy contentas con la ayuda que han recibido de las universitarias y quieren que haya continuidad en este tipo de apoyo”, pues según dijo Jiménez, son mujeres que pertenecen a familias de escasos recursos, que están en pobreza o en pobreza extrema y que viven en comunidades muy vulnerables.

Para la Profesora Adriana Murillo lo valioso del trabajo que efectúan sus alumnas, es precisamente eso, que colaboran con asociaciones de mujeres que con estas iniciativas tienen una oportunidad para fortalecer la economía de sus hogares y de su comunidad. “Todas cuentan con recursos muy limitados por lo que el apoyo técnico que reciben para mejorar sus productos no sería posible por su propia cuenta, por lo menos a corto plazo,” explicó.

Comentó que esa práctica les obligó a planificar muy bien las actividades que iban a realizar, porque debían cumplirla en dos meses. Además debían elaborar materiales para brindar educación nutricional y los manuales sobre etiquetado y registro, entre otros.

Explicó que el trabajo de campo lo hacen en parejas, mediante tres visitas a las microempresas, una de dos días que efectuaron en el mes de mayo, en la cual efectuaron un diagnóstico sobre la situación y necesidades de las empresas y desarrollaron las actividades educativas y de capacitación con respecto al uso de los manuales. La segunda visita la hicieron dos días del mes de junio y la tercera será en julio de este año.

Lidiette Guerrero Portilla.
Periodista Oficina de Divulgación e Información
lgponqyurtil  @cariariqhii.ucr.ac.cr

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