Ante una audiencia que colmó el Auditorio de la Facultad de Derecho de la UCR, el teólogo y humanista brasileño de trayectoria internacional, Leonardo Boff, recalcó que uno de los retos más urgentes de la humanidad es garantizar el futuro de La Tierra.
Durante su alocución, Humanidades hoy en América Latina, con la que la Universidad de Costa Rica inauguró el Curso Lectivo 2007, Boff enfatizó que los seres humanos hemos agredido y explotado a tal punto el planeta, que se ha sobrepasado un 25% de su capacidad de regeneración, por lo que si no se toman acciones políticas en un espacio limitado de tiempo, vamos hacia la devastación.
En este sentido hizo referencia a los últimos datos aportados por la Comisión Intergubernamental del Cambio Climático de la ONU, integrada por más de dos mil científicos, que han calculado que al ritmo actual de daños a la ecología, en 30 o 40 años la temperatura global subirá entre 1,8 y 6,4 grados Celsius, dependiendo de la región del planeta, lo que implicará la desaparición de millones de personas.
Ante esta realidad el teólogo aboga para que los seres humanos busquemos una solución global, que incluya garantizar la supervivencia de la humanidad, tan amenazada hoy por la carrera armamentista.
A su juicio se ha construido una máquina de muerte tan poderosa que, actualmente, existen 25 formas diferentes de destruir a la humanidad sin dejar ningún superviviente, entre armas biológicas, químicas y nucleares, cuya industria constituye el mercado mundial más grande, junto con el trasiego de drogas y en la que se ocupa el 70% de la inteligencia del mundo.
Paralela a esta situación, se han perdido los frágiles ideales de igualdad por lo que mientras un 1,6 millones de personas del planeta disponen de acceso a todos los medios de vida, los restantes 6,1 mil millones de personas, cuentan con lo mínimo para vivir o viven en situación de miseria, por lo que su expectativa de vida es de 50 o 60 años.
Ante este panorama, que a simple vista podría parecer desolador, Leonardo Boff hizo un llamado a la esperanza mirando lejos hacia atrás, lejos hacia adelante y lejos hacia arriba, desarrollando una visión espiritual del mundo, como la manera más corta e inmediata de encontrar una solución.
En este sentido sentenció que, cuando se refiere a una visión espiritual, no habla de una visión religiosa del mundo, porque en su opinión las religiones no tienen el monopolio de la espiritualidad, que permite a hombres y a mujeres sentirse parte de un todo.
A su juicio la dimensión espiritual debe estar detrás de todas las iniciativas y alternativas posibles, como un paradigma para reedificar a esta civilización que ha provocado la crisis en el mundo.
Leonardo Boff terminó su intervención manifestando su confianza de que los seres humanos elegiremos la vida y seremos capaces de vivir, aceptar y elaborar valores que no sean los del consumismo y el utilitarismo, si no los de la gratuidad, el amor, la amistad y la compasión, de cara a los que sufren, al cuidado de La Tierra y al futuro.
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