En su reciente visita a la Universidad de Costa Rica, el Dr. Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nóbel de la Paz 1980 y uno de los más importantes activistas contra el Área de Libre Comercio de las Américas, indicó que lo que necesita el mundo es restablecer el equilibrio, para que el ser humano esté por encima del modelo de desarrollo que privilegia al capital financiero.
Pérez Esquivel, Presidente del Servicio Paz y Justicia en América Latina, dictó una conferencia denominada Universidad, Autonomía y Derechos Humanos, en la que apuntó que la institución universitaria debe profundizar en el concepto de desarrollo que queremos para nuestros pueblos.
A juicio de este Premio Nóbel, los tratados de libre comercio “no tienen absolutamente nada de libre comercio”, sino que son instrumentos para imponer un nuevo sistema de relaciones de América Latina con los Estados Unidos.
Al respecto apuntó que la única forma de ponerse de pie y oponerse a esta imposición, es mediante la resistencia cultural, que es la suma de voluntades de un pueblo que dice “no queremos esto, porque nos afecta”.
Para esta lucha -añadió- es indispensable tener claridad y no dejarse dominar por el miedo, porque los pueblos que se dejan dominar por el miedo, desaparecen. “Hemos resistido con las manos llenas de esperanza y de participación social y, por esta lucha, los pueblos hemos impedido que el ALCA se pueda aplicar a escala continental”.
Añadió que dada esa resistencia, Estados Unidos ha empezado a utilizar como estrategia la suscripción de acuerdos binacionales, porque es más fácil condicionar “con amenazas, imposiciones y prebendas”, a un país que a un continente.
En su opinión las más graves consecuencias de este tipo de relación desequilibrada, es la pérdida de la soberanía, la autodeterminación y la capacidad de decidir con el patrimonio de cada pueblo, que pasa a manos de grandes corporaciones.
En el campo de la producción estos tratados acaban por propiciar la desaparición de los pequeños y medianos productores rurales y de los industriales nacionales quienes, al no contar con la tecnología de punta de los países desarrollados, se ven limitados para competir.
Finalmente, Pérez Esquivel apuntó que otra de las pérdidas sensibles se da en el campo de la biodiversidad, porque mediante la protección intelectual, los recursos del conocimiento biológico pasan a manos de las transnacionales y como consecuencia de ello se pierde la seguridad alimentaria y se da un gran endeudamiento.
Como respuesta a esta estrategia, Pérez Esquivel plantea la necesidad de desarrollar entre los países latinoamericanos una cultura de la solidaridad, que le permita a estos pueblos compartir los valiosos recursos científicos, tecnológicos y humanos con que cuentan.
El Premio Nóbel concluyó su participación recordando que la democracia es la participación del pueblo como protagonista y constructor de su propia historia, como lo hace en estos días el pueblo de Costa Rica.
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