En el marco de la Cátedra Dr. Rafael Lucas Rodríguez Caballero, la Escuela de Biología de la Universidad de Costa Rica, rindió un homenaje al Dr. Jorge León Arguedas, insigne botánico nacional y experto en recursos fitogenéticos, quien además dictó una conferencia acerca de “El origen de la agricultura: el caso de Mesoamérica”.
En su intervención, señaló que uno de los cambios más grandes e importantes de la humanidad fue pasar de la recolección, pesca y caza, a una entidad agrícola, con lo cual varió totalmente la estructura del hombre, sus relaciones con la naturaleza y se creó un nuevo tipo de actividad: la agricultura, que es todavía la que domina en el mundo. Esto ocurrió entre los 10-15.000 años A.C.
El exfuncionario del IICA, del CATIE, de la GTZ y quien también ha colaborado con la UCR en la enseñanza de botánica económica, se refirió a algunas teorías sobre el origen de las plantas cultivadas.
Mencionó que en un principio las mujeres tenían todo el peso de la recolección agrícola, y el hombre era cazador y pescador, y debido a que tenían que recorrer grandes distancias, prefirieron traer las plantas y sembrarlas cerca de la vivienda.
De esta etapa de cultivo, espontánea y sin planificación, se pasó a la de domesticación, de manera que las plantas cultivadas perdieran aquellas características para reproducirse en estado natural.
El Dr. León destacó que el sistema fue cambiando totalmente y ciertos agricultores se dieron cuenta que lo mejor era guardar la semilla y sembrarla al año siguiente, hasta lograr manejarla con mayor facilidad y eficiencia, mediante una propagación muy rápida en el medio natural.
De acuerdo con el Dr. León, paralelo a este proceso, el hombre también comenzó a cambiar sus hábitos alimenticios.
En este sentido, indicó que uno de los primeros lugares en desarrollar la agricultura fue el cercano oriente, conocido como “la creciente fértil”, 6.000-7.000 A.C., y de ahí provienen los trigos, cebadas, uvas, guisantes y avenas.
Es así como este lugar fue el centro de domesticación de los animales más importantes, como el ganado vacuno, cerdos, cabras, y ovejas.
El Dr. León manifestó que en Mesoamérica, que se extiende desde el centro de México hasta Guanacaste, se inició la domesticación del maíz, tomate, algodón, frijoles, y de 25 ó 30 cultivos importantes. Nuestra contribución nativa fue con el tacaco, pues los demás cultivos provinieron de otras latitudes.
Después de esta etapa se inició la selección conciente, por ejemplo en el maíz por el tamaño del grano y de la mazorca. En la prehistoria, en el centro de México se inició el cultivo con una mazorca de maíz de 3.5 cm, y conforme pasaron los años hasta el 1.500 D.C., cuando llegaron los españoles, ya había maíz comercial.
El investigador afirmó que en la época moderna el hombre no ha podido lograr una especie nueva de importancia económica. Una última contribución ha sido la macadamia, proveniente de Australia, pero domesticada en Hawaii.
SEMBLANZA
El Dr. Jorge Mora Urpí, de la Escuela de Biología de la UCR, hizo una semblanza del Dr. Jorge León Arguedas, quien nació en Heredia, en 1916, y es reconocido como uno de los más destacados científicos nacionales, que ha unido su larga experiencia docente a una amplia labor investigativa en los trópicos americanos, África Tropical y Asia.
Se destacó como botánico e 1940 a 1951 en el Museo Nacional, encargado de la exploración de más de 4.000 muestras recolectadas y del trabajo de herbario.
De 1953 a 1962 se desempeñó en el Instituto Interamericano de Ciencias Agrícolas (IICA), y de 1962 a 1968 ocupó el cargo del Programa Regional de Investigaciones en el la Oficina del IICA en Perú.
De 1968 a 1970 laboró para la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), en Roma, Italia, desde donde se desplazó a varios países africanos y americanos para colectar especies muy importantes de plantas, y hasta 1974 ocupó otros puestos con este organismo en algunos países.
De 1976 a 1982 laboró para el CATIE. Luego se dedicó a la docencia e investigación, y a la publicación de diversos documentos científicos.
Hasta 1991 ha fungido como Presidente de la Comisión Nacional de Recursos Fitogenéticos, y en la actualidad alterna su colaboración como asesor de diferentes instituciones en el campo del estudio, conservación y utilización de los recursos genéticos vegetales.
Recientemente obtuvo el Premio Wilson Popenoe, en Washington, por su valiosa contribución en el campo de los recursos fitogenéticos a nivel mundial.
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