Fallas geológicas originaron sismos en setiembre

En setiembre solo hubo dos sismos más que en agosto y solo seis fueron sentidos por la población.

De los 330 sismos ocurridos en Costa Rica en el mes de setiembre, un 71.2% fueron originados por movimientos en fallas geológicas ubicadas entre los 0 y 30 kilómetros de la Corteza Terrestre, y los restantes se debieron a la interacción directa entre las placas del Coco y Caribe.

Según manifestó el Máster Mario Fernández, de la Red Sismológica Nacional de la Escuela Centroamericana de Geología de la Universidad de Costa Rica y el ICE, se ha detectado un brote de sismicidad al noreste de San Vito de Coto Brus, muy cerca de la frontera entre Costa Rica y Panamá.

Su génesis responde a movimientos en fallas de la Cordillera de Talamanca cercanas al cerro Pittier.

Fernández considera que los nuevos temblores se unen a la significativa sismicidad que ha estado ocurriendo en los últimos meses a lo largo de la frontera Costa Rica-Panamá y que ha dejado un saldo de tres sismos de magnitud 4, sentidos por la población de la Zona Sur.

Es importante indicar que persiste la sismicidad en los alrededores del Cerro de la Muerte, un foco sísmico activo desde hace varios meses.

Al igual que el nuevo foco sísmico de San Vito, es una zona donde se acumula esfuerzo tectónico que desestabiliza fallas y al moverse producen temblores.

Para el geólogo, en algunos casos sucede que la actividad persiste por años hasta que ocurre un temblor grande que libera toda la energía y es entonces cuando cesa del todo la sismicidad.

Tal fue el caso de la abundante actividad sísmica que reinó en el Golfo de Nicoya en los 80 y que culminó con el Terremoto de Cóbano de 1990.

Agregó que hasta el momento, de enero a setiembre, han ocurrido 2.793 temblores en el país.

A septiembre del 2005 se habían generado 2.766, lo cual quiere decir que para el período enero-setiembre la sismicidad del 2006 supera ligeramente a la del 2005.

De acuerdo con Fernández, esto se debe a que, a diferencia del año pasado, el nivel mensual de actividad sísmica mejoró desde abril y se ha mantenido arriba de los 300 sismos por mes.

En el 2005 empezó a declinar a partir de mayo, hasta alcanzar un promedio inferior a los 200 sismos mensuales.

Los temblores de foco superficial han ocurrido prácticamente en todo el país pero con dos sobresalientes concentraciones, una en el sector central que involucra las zonas sísmicas de Los Santos, Puriscal, Cerro de la Muerte, Parrita, sur de Quepos, Herradura y el Golfo de Nicoya y otra en sur del país que incluye los focos sísmicos de Burica, Puerto Armuelles, Osa, Canoas y SanVito.

Este último grupo es el que ha generado los temblores más grandes y las más fuertes sacudidas.

Las zonas de mayor producción durante el año son Punta Burica, sur de Quepos, el Cerro de la Muerte, Parrita y el Golfo de Nicoya.

Mientras tanto, los temblores de foco profundo se han concentrado en el sector central del país, donde forma un agrupamiento muy homogéneo.

Por otra parte, Fernández destacó que la actividad exhalativa de gases observada en el Poás a finales de agosto, se convirtió en una serie de erupciones freáticas en septiembre.

La más importante de ellas alcanzó 350 metros de altura y emitió cenizas que llegaron hasta Trojas de Grecia.

Después de esta erupción han ocurrido otras de menor magnitud, por lo que se sigue investigando la evolución de la actividad con mucha atención.

De momento, advirtió el geólogo Fernández, no hay indicios de actividad profunda que conduzca a un evento de mayor envergadura.