Generoso, claro, visionario, formador, impartiendo cátedra de vida…, mirando al lector directamente a sus ojos, captando su atención, sabiendo llegar a su espíritu por medio de sus sagaces reflexiones, así visualiza la Máster Jollyanna Malavasi Gil, directora del Consejo Universitario de la Universidad de Costa Rica, la figura del Dr. Enrique Macaya Lahmann.
Luego de la lectura y estudio de su obra, identificó esas características como las más valiosas y se percató de que ahí está siempre presente don Enrique en primera persona.
La vida, el pensamiento y la obra del Dr. Enrique Macaya Lahmann, ilustre visionario académico, forjador de los Estudios Generales en la UCR, fue recordada este miércoles 29 de junio, en la conmemoración del centenario de su nacimiento.
En un emotivo acto organizado por el Consejo Universitario y la Escuela de Estudios Generales, el director de esta unidad académica, Dr. Gustavo Adolfo Soto evocó a Enrique Macaya como uno de los principales actores de la reforma universitaria de 1957, que dio vida al ideal humanista de esta benemérita Institución y a la Escuela de Estudios Generales, líder de esa vocación que hoy distingue con orgullo a nuestra casa de estudios.
El Dr. Soto mencionó que “recordar a los fundadores de esta unidad no es un simple ejercicio de la memoria; es un deber moral y un reencuentro con lo que vamos siendo a lo largo de nuestra vida académica. El legado de los maestros fundadores está en nuestras manos y es un deber recrearlo cada día en las aulas, las conversaciones, en el café, en lo que hacemos, pensamos y decimos e incluso en nuestro propio y personal estilo de vida”.
A su juicio, la esencia del humanismo es aprender a pensar por uno mismo, crítica, y lúcidamente, y ese es el legado más preciado de don Enrique Macaya.
Por su parte, la M.Sc. Jollyanna Malavasi Gil, lo calificó como una figura visionaria de orden universal, que, con un alto compromiso institucional, supo transformar la propuesta en acción y reforma universitaria, logrando un claro impacto académico y cultural que constituye y plasma desde sus cimientos a una UCR que se caracteriza por su sólida base humanista.
Asimismo, la Rectora a.i., Dra. Libia Herrero, agradeció la visión de don Enrique, la cual ha servido para conducir a muchos costarricenses por la senda del pensamiento y la entrega a la sociedad.
El Dr. Manuel Araya Incera, catedrático de la Escuela de Estudios Generales, quien hizo una semblanza, dijo que recordar su memoria constituye un acto de afirmación de una de las obras más significativa que ha venido cumpliendo la UCR en la sociedad costarricense, desde la reforma universitaria de 1957, al formar a un profesional con sensibilidad y visión humanista.
Añadió que este acto es de enorme complacencia para esta unidad, por ser a la que se le asignó la función de dirigir el proyecto de formación de ese nuevo tipo de profesional, que imaginaron don Enrique. Macaya, don Abelardo Bonilla, y don Rodrigo Facio, entre otros.
Al mismo tiempo, lo calificó como un inspirador de los principios humanistas que se promueven en la Universidad para que los estudiantes tengan una base de cultura desde que ingresan a carrera.
Durante la actividad, se entregó un pergamino conmemorativo del centenario a la familia Macaya Trejos, y en su representación, el Dr. Gabriel Macaya agradeció el homenaje a su padre.
Al hacerlo, compartió con los presentes algunos recuerdos y hechos ligados a la figura de don Enrique, nacido hace 100 años en San Pedro del Mojón, como él mismo solía decirlo, y como lo muestra en su diploma de Licenciado en Derecho de la Universidad de París. En ese lugar donde hoy se encuentra la Escuela de Arquitectura, se ubicaba el antiguo edificio de la Escuela de Agronomía. Tal vez por eso consideró en más de un sentido a la UCR como su casa, afirmó su hijo.
El Dr. Macaya fue secretario general de la Universidad en 1944 y uno de los artífices de la reforma universitaria de 1957, que dio como resultado la creación de la nueva Facultad de Ciencias y Letras, de la cual fue Decano en el período 1956-1957.
Fue miembro de la Academia Costarricense de la Lengua, de la Academia Argentina de Letras y del Instituto de Cultura Hispánica de Madrid. Además, formó parte del Consejo Ejecutivo de la UNESCO de 1956 a 1974 y fue Embajador de Costa Rica en España en los años 1966 y 1967.
Este ilustre pensador costarricense nació el 29 de junio de 1905 y murió en el año 1982, a la edad de 77 años. Dos años después de su muerte, la Escuela de Estudios Generales le rindió tributo denominando el edificio con su nombre, hecho que fue recordado, en la celebración del centenario, por la M.Sc. Sonia Amador Berrocal, profesora de esta unidad académica.
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