El camino en el que las trabajadoras sexuales tejen su vida es interpretado y recreado por la artista Patricia Gutiérrez Garro, en una serie de acrílicos que se están exhibiendo en la Galería de la Escuela de Estudios Generales de la UCR, durante la presente semana.
La exposición se denomina "Las damas de los prostíbulos" y es producto de las experiencias compartidas con ellas durante un año, como parte del proyecto de Trabajo Comunal Universitario de la Escuela de Filosofía “Apoyo a mujeres trabajadoras sexuales”, coordinado por la Dra. Jacqueline García Fallas.
Dicho proyecto busca mejorar las condiciones personales, laborales, educativas, de salud y socioculturales de estas mujeres, especialmente la comprensión discriminatoria y la defensa de sus derechos humanos.
Patricia Gutiérrez es graduada de la carrera de Pintura de la Escuela de Artes Plásticas de la UCR y deseaba realizar sus 300 horas de trabajo comunal en un proyecto en el que pudiera interactuar con estas personas.
Su sensibilidad especial para trabajar con esta población, lo cual ya se había evidenciado en el pasado con drogadictos y ancianos, le permitió acercarse y compartir con ellas.
Patricia empezó su labor dándoles talleres de pintura y dibujo una vez por semana, durante tres meses, en la Asociación La Sala, coordinada por la Sra. Karina Van Weik, donde se reúnen a intercambiar sus vivencias, penas y alegrías.
Mientras se familiarizaba con ellas recolectaba materia prima de sus historias, con el fin de trasladarlas a sus pinturas. También incorporó en sus creaciones algunas de las obras realizadas por ellas mismas en los talleres.
De modo que en esta exposición, Patricia traslada al lienzo lo que quedó en su retina de lo que vivió con ellas, tanto en La Sala como en las visitas a los prostíbulos en su compañía.
Al respecto, la artista Gutiérrez comentó que esta experiencia fue muy enriquecedora para ella, puesto que le permitió conocer y compartir el día a día, el mundo de estas mujeres.
Agregó que una de las pinturas más representativas es La última estación, cuya protagonista es una trabajadora sexual de 65 años, quien se inició como bailarina a los 22 años y poco a poco se fue envolviendo en las drogas y el alcohol hasta el día de hoy en que sigue ejerciendo su oficio para poder subsistir.
En este sentido, la artista señaló que la conclusión a la que ella llegó es que el infierno que ellas viven no es mejor ni peor que el que nosotros tenemos, pues en medio del dolor que viven, descubrió algo puro y sublime, que le cambió su visión de la vida y de estas personas. El resto son estereotipos y juicios.
Comentó que su deseo es presentar esta misma exposición en La Sala, con el fin de que ellas se reconozcan en las pinturas y valoren sus aportes.
Al respecto, agradeció el apoyo que recibió de ellas para poder realizar esta exposición, lo mismo que a la Oficina de Servicios Generales, la Galería Pro-Arte de Guadalupe y a la coordinadora y estudiantes de este proyecto de TCU.
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