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"El Largo Ahora"
12 jul 2017
El largo ahora
“La definición de la privacidad podemos buscarla en el Diccionario de la Real Academia, podemos buscarla en Wikipedia, pero es que para cada uno es diferente. Nadie se relaciona cómo lo hago yo”.
Esa es la primera reflexión que hace el Dr. de la Ossa
Destaca que es importante tomar en cuenta que somos simples consumidores de la los avances modernos pues no se tiene ni voz ni voto en su construcción.
Tenemos que definir nosotros mismos ¿Qué tanto dejamos que la tecnología nos penetre la vida?”
Fotografía: Esteban Chinchilla, cortesía de Danza U.
El largo ahora
El mundo se comprende a partir de los objetos. Para explicar algo las personas recurren a definir lo que las cosas son o no son.
Esa es la idea planteada por el Dr. Molina, quien explica que se recurre a comparar al ser humano con las máquinas para facilitar la comprensión de distintos temas. En esa línea, llama la atención sobre cómo es más fácil comprender a las personas a partir una máquina que comprender a una máquina según un individuo.
Indica que una de las maneras que ha descubierto la humanidad para comprender las cosas es el uso de las metáforas, las que a su vez son capaces de transformar las concepciones de mundo que se tengan.
“Crear una metáfora no es solo comparar si no comprender de una nueva manera”, explicó.
“Si yo digo que trabajo como una computadora a la larga termino convirtiéndome en una computadora”, enfatizó.
El Dr. Molina manifiesta que no se debe dejar de recordar que a pesar de su valor pedagógico las metáforas no dejan de ser un recurso literario que también debe dejarse de lado cuando pierden su valor artístico para convertirse en amenazas
Fotografía: Esteban Chinchilla, cortesía de Danza U.
El largo ahora
En algún momento del espectáculo todas las personas participantes recorren el escenario abstraídas del mundo en sus teléfonos.
Para la Dra. Contreras, esta danza no es nueva pues es posible verla cada vez que se sale a la calle. “Es algo demasiado cotidiano pero ahora que lo tenemos sobre un escenario da miedo”, reaccionó.
“Estamos en un país en el que hay personas a las que por ir viendo el teléfono las atropelló el tren. Eso nos da una idea de sobre adonde vamos”, acotó la académica, para quien los avances tecnológicos producen fascinación pero también pánico.
“Ya hay gente cuyas relaciones amorosas son con robots y lo que antes se resolvía a nivel personal ahora se resuelve con aparatos”, indicó al respecto.
Fotografía: Esteban Chinchilla, cortesía de Danza U.
El largo ahora
Para el Dr. Ignacio Siles la tecnología es política, ya que pone a las personas en determinados roles de consumo y las vuelve cuantitativas al estarse preguntando cuántos “me gusta” recibió, cuantas amistades tiene en las redes sociales, etc.
Insiste en que el diseño de la tecnología tiene un factor ético que muchas veces es dejado de lado.
“Hay un diseño tecnológico sin ética y nuestro papel es ser adictos”, expresó.
Según él, desde las redes sociales en pocos años se ha transformado la concepción de privacidad que se tardó más de medio siglo en ser construída.
Según su crítica: “Estamos viviendo en una cultura de algoritmo donde ya me dicen qué consumir, de quién ser amigo, cuál serie ver”.
Comentó que estamos viviendo una época en que las relaciones no son orgánicas sino que se construyen a conveniencia, eliminando así la empatía.
Fotografía: Esteban Chinchilla, cortesía de Danza U.
El largo ahora
David Korish, fundador del Teatro Abya Yala, insiste en dejar claro que la crítica a la adicción que genera la tecnología se dirige solo a un sector de la sociedad, en especial si se toma en cuenta que más de la mitad de la humanidad no tiene acceso a sus avances.
Roxana Ávila, cabeza de la compañía de teatro hace un llamado final a comprender que aún y cuando no se tenga acceso a la tecnología o se evite utilizarla sus efectos repercuten en todas las personas.
Para ella, el simple hecho de tener que sacar algún mineral extraño en una mina para poder fabricar los celulares ya está repercutiendo en el cambio climático, un problema del que toda la sociedad es parte.
Fotografía: Esteban Chinchilla, cortesía de Danza U.