El proyecto de Trabajo Comunal Universitario TC-655 Gestión comunitaria del agua desde el manejo de cuencas hidrográficas, presentó el miércoles 24 de agosto en el Edificio de Educación Continua la devolución de resultados del Diagnóstico de la sub-cuenca del río Coto, Buenos Aires y Coto Brus, Puntarenas.
El estudio fue elaborado mediante un proceso colectivo entre las comunidades de Potrero Grande, Pittier, Biolley, La Lucha, El Carmen San Isidro y Gutiérrez Brown. Estudiantes de diez carreras distintas participaron durante este proceso que involucró a las escuelas de Geografía, Biología, Microbiología, Trabajo Social, Derecho, Ingeniería Química, Ingeniería Civil, Contaduría Pública, Enseñanza de los Estudios Sociales y Dirección de Empresas.
Es parte de las modalidades de la Vicerrectoría de Acción Social (VAS) que plantea un proceso académico interdisciplinario en el que estudiantes y docentes universitarios se vinculan de forma dinámica y crítica con grupos sociales y comunidades para contribuir con las transformaciones que la sociedad necesita para el buen vivir, potenciando oportunidades e incidiendo en la solución de problemas.
En concreto, el TC-655 se propone contribuir con el proceso de mejora en la gestión comunitaria del agua, para la óptima coordinación entre acueductos comunales dentro de una misma cuenca hidrográfica. Para ello organizó sesiones de trabajo entre las comunidades de la subcuenca, entre ellas Gutiérrez Brawn, El Carmen, Biolley, La Lucha y Santa Rosa de Buenos Aires de Puntarenas.
Según el Lic. Marlon Morúa Pérez, responsable del proyecto, el 50% de la población nacional es abastecida por el Instituto de Acueductos y Alcantarillados (AyA), que por ley es el ente rector del agua para consumo humano.
Por otra parte, las Asadas (sistemas comunales que administran los acueductos) son un actor indispensable en el manejo del recurso hídrico, que proveen más de un 26% del líquido por sistemas de gestión comunal que no reciben ningún reconocimiento económico; poco menos de un 24% de la población es abastecido por las municipalidades.
El eje central del diagnóstico es el Ordenamiento Territorial y el Análisis Geográfico aplicado a la unidad de estudio cuenca hidrográfica. La información se segrega en cuatro ejes de entendimiento: uso de la tierra, calidad de aguas, ámbito educativo e indicadores socioeconómicos.
El estudio expuso el rol de cada uno de los actores que se desempeñan y tienen influencia en el sistema de cuenca, entre los cuales se puede mencionar: las Asadas, el Parque Internacional la Amistad (PILA), asociaciones de desarrollo y de mujeres, así como centros educativos de primaria y secundaria de las diferentes comunidades. Esto con el fin de realizar un análisis de la sub-cuenca del río Coto como un sistema geográfico y así relacionar todas las variables que lo componen.
Gina Araya Araujo, estudiante de la carrera de Derecho, expuso que desde el Derecho Ambiental y Administrativo, en específico analizaron la situación de las tomas de agua dentro del PILA y los límites que el ordenamiento jurídico establece para estas áreas de protección, información de gran trascendencia para los acueductos rurales, no sólo en la zona sino en otras comunidades que conviven con la misma problemática. Además, la estudiante afirmó que un aprendizaje significativo que obtuvo del trabajo en comunidad es “el abordaje humano de cualquier situación, la sensibilidad con la que se pueden manejar escenarios delicados y cómo el conocimiento que la Universidad de Costa Rica nos ha dado no es antojadizo”.
Al respecto, el Ing. Minor Cordero Jiménez, director de la Sección de TCU, consideró que “es sorprendente ver todo este trabajo y la integración de las diferentes disciplinas; porque realmente es un TCU bastante nuevo de la Escuela de Geografía". Cordero agregó que iniciar el trabajo en comunidad con un diagnóstico es de suma importancia, debido a que permite identificar los problemas y/o necesidades que tiene la población. Además, permite visibilizar cuáles son los recursos con que cuentan y las posibilidades propias del espacio local”.
De esta forma, el TCU no sólo colabora con las comunidades en la identificación de sus inconvenientes para juntos desarrollar soluciones en donde las poblaciones se empoderen y participen activamente, sino también procura construir procesos de enseñanza-aprendizaje a partir del intercambio de las distintas disciplinas.
En relación con los procesos de intercambio de las distintas disciplinas, la estudiante Gina Araya acotó “que como parte de un grupo de futuros profesionales tan diverso, pudimos vivir todo lo que conlleva un proceso de inter y transdisciplinariedad en carne propia, aprendimos muchísimo de las carreras y los aportes de los demás en cada una de las etapas que requirió construir los resultados recién presentados. Construimos un diagnóstico y unos lazos muy fuertes a nivel interpersonal. Como equipo de trabajo el resultado es reflejo de toda la pasión y la responsabilidad que conllevaba estar ahí, abrazando un proyecto tan ambicioso”.
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