Quienes vivieron las glorias y peripecias del antiguo edificio de la Facultad de Ciencias Sociales ahora lo recuerdan con nostalgia. Extrañan las aulas, los baños rayados, las asociaciones relajadas, la plaza 24 de abril con toda su carga histórica, con sus banquetas y las esculturas de Leda Astorga.
Allá el ruido, los conciertos, las marchas, todo significaba. Pero ahora en el nuevo edificio de la Facultad de Ciencias Sociales, ubicado en la Ciudad de la Investigación, los amplios ventanales y paredes grises dan la sensación de un espacio lejano y vacío. La historia aquí apenas comienza a escribirse.
Estos contrastes motivaron al profesor de la Escuela de Psicología, Dr. Mauricio Leandro Rojas, quien ofreció la conferencia inaugural de esta unidad académica titulada “Muchos espacios, un lugar: construcción de identidad desde la psicología ambiental”, en donde instó a estudiantes, docentes y visitantes a construir en este nuevo espacio, un lugar memorable.
La conferencia se llevó a cabo el 22 de abril en el anfiteatro de la Facultad de Ciencias Sociales, un espacio donde, por primera vez, se reunió un grupo de personas alrededor de una actividad académica. “Después de esta tarde este espacio tendrá algo de memoria” dijo el Dr. Leandro.
Durante la charla, el académico abordó los conceptos de espacio y lugar y cómo se desarrolla la identidad con respecto al mismo. Explicó que el espacio es más que un conjunto de coordenadas geográficas, pues se vuelve una representación en la mente humana que está relacionada con la memoria y el afecto de las personas y de los pueblos. Explicó que la noción de espacio ha sido un tema importante a través de los tiempos en diversas culturas como por ejemplo los esquimales y los Puluwat.
Agregó que comprender nuestra posición en el espacio es fundamental para nuestra sobrevivencia no solo como especies sino como individuos y este sentido está arraigado en el cerebro humano. Así lo demostraron los ganadores del Premio Nobel en Medicina y Fisiología 2014, John O'Keefe, May-Britt y Edvard Moser, quienes han identificado las células encargadas del sentido espacial, que funciona como un sistema de navegación que permite saber dónde estamos y cómo llegar a otros lugares.
Para Leandro existe una diferencia sustancial entre un espacio y un lugar: la memoria. Para él un espacio con memoria de experiencias cotidianas y transformadoras se convierte en un lugar. De acuerdo al planteamiento de Kevin Lynch, para que esto ocurra es necesario que el espacio sea “imaginable”, que tenga partes bien definidas como bordes, caminos, secciones con carácter propio, puntos de reunión y que sea instantáneamente reconocible por sus hitos o rasgos distintivos.
Con una visión optimista, este psicólogo ambiental asegura que los espacios están llenos de oportunidades conductuales “affordances” que ayudan a generar memorias. Explicó que estas oportunidades no están dadas por quien diseña los espacios, sino por la percepción de los usuarios y el uso que hacen de ellos cotidianamente, así que el poder está en quien los habita.
El Dr. Leandro mostró que aplicando los principios de Lynch y aprovechando las oportunidades se puede lograr que el nuevo edificio de Ciencias Sociales sea memorable. Para él es posible convertirlo en un lugar en movimiento, repleto de detalles y colmado de oportunidades conductuales, intrigante, navegable, imaginable, visceral y adaptado a las necesidades de las personas y especialmente de los estudiantes que necesitan, además de estudiar, dormir, comer y compartir con amistades.
El académico sugirió algunos proyectos que ayudarían a darle vida a este espacio como por ejemplo: convertir la Ciudad de la Investigación en un lugar activo para correr o andar en bicicleta, con pasos techados para caminar y estaciones biosaludables para hacer ejercicios abiertas a la comunidad y organizar ferias orgánicas y venta de alimentos saldables, hacer estaciones de descanso.
Con estas y otras ideas de muchas personas el edificio de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Costa Rica será muy pronto un lugar con memoria y con identidad propia. “Cuando ponemos memoria, movimiento y acción convertimos esos lugares fríos y grises en lugares maravillosos” dice Leandro con seguridad.
Poco a poco en el edificio gris una banca de color rompe la monotonía, una baranda se convierte en parqueo para bicicletas, una esquina en un lugar de trabajo, un pasillo en un lugar de encuentro y así se escribe una nueva historia.
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