Usted tiene una granja sembrada con lechugas. De las 100 lechugas sólo recoge 47 la primera vez. Luego vuelve y recoge otro poquito. Al final deja botadas 28 hortalizas, cosecha tras cosecha, hasta que finalmente su finca está en problemas.
Esta metáfora es una realidad, en Costa Rica solo el 47,3% de los estudiantes de secundaria logran terminarla antes de los 22 años. Posteriormente, de cada 100 personas 28 nunca obtienen un título de secundaria.
Con estos datos el Dr. Roberto Artavia Loría, presidente de la Fundación Latinoamérica Posible, inició la conferencia Costa Rica: de nación de gente educada a país de población feliz, responsable y productiva, una transición necesaria.
“Si no podemos convencer a los maestros, el sistema no va a cambiar”, enfatizó el experto. “Estamos en un lugar ideal para empezar”, agregó al referirse a sus espectadores, todos docentes de la Facultad de Educación.
Esta conferencia está enmarcada en una serie de actividades que organizará la Red Institucional de Formación y Evaluación Docente (RIFED), en conjunto con la Facultad de Educación, previas al Congreso de Pedagogía programado para setiembre de este año.
De acuerdo con Artavia, además de dejar a “los muchachos sin la educación que debieran tener, truncamos el futuro de la generación que viene y el sistema de pensiones de la que pasó”. Ese es el riesgo que estamos corriendo sino modernizamos nuestros sistemas educativos.
Artavia, quien es doctor por la Escuela de Negocios de la Universidad de Harvard, pronostica que si se toma en cuenta que una generación escolar completa toma de 13 a 15 años (desde primaria a la universidad) y no se interviene la educación ahora, “las generaciones que estarán viviendo en el 2040 no tendrán una mejor calidad de vida de la que tenemos actualmente. Es decir, Costa Rica estará estancada en su línea de pobreza y veremos crecimiento económico pero con pésima distribución”.
¿Cómo evitar la situación? Para él es necesario modernizar los enfoques del proceso educativo con equipos e infraestructura moderna, segura, higiénica, completa en servicios, apropiada para tecnologías, accesible, con alta conectividad, con laboratorios de ciencias y lenguas, con espacios flexibles para actividades lúdicas y no tradicionales, y con capacidad para albergar a todos esos estudiantes que se expulsan de las aulas en este momento.
Sin embargo, lo más importante es que “el método educativo debe estar centrado en el alumno, pensado en sus características y en como aprenden; rediseñar la forma en cómo los estimulamos a que aprendan”, y para ello se requieren maestros comprometidos y motivados con el sistema y las metas, señaló además Artavia.
Para responder a esta realidad es ineludible modificar las carreras de educación y recertificar a quienes ya están en las aulas, “ojalá virtualmente, para que el maestro mismo tenga que someterse a la dinámica de aprender en línea e interactuar con la tecnología”, pero además que sea al menos cada siete años, para mantenerse al ritmo de las innovaciones.
A ello se sumaría una mayor estructuración de la carrera docente: por un lado generalistas, otros especializados, pero sobre todo es preciso reposicionar al maestro como el líder de la comunidad.
La meta para Roberto Artavia es que el sistema educativo pueda formar ciudadanos saludables, responsables con la naturaleza y el planeta, libres de prejuicios y de discriminaciones. También productivos en el mundo moderno: que aprenden constantemente, curiosos y con capacidad de investigación, creativos y emprendedores, disciplinados y esforzados. Aunque para ser “empleables” deben manejar una segunda o tercera lengua y la tecnología, trabajar en equipo y tener pensamiento independiente.
Lograrlo implica que diversas instituciones en conjunto con la educativa velen para que desde la infancia, “las personas puedan desarrollarse y vivir sin abusos o ansiedades innecesarias, seguros en el transporte, con una estructura familiar y comunitaria que lo apoye, con buena autoestima, capacidad de adaptación y destrezas sociales, y acceso a un nivel de ingreso que le permita estar por encima de la línea de pobreza”, concluyó Artavia.
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