Un grupo de 96 estudiantes de la Escuela de Medicina participan del Curso de Geriatría y Gerontología de este segundo semestre y en el cual reciben un taller práctico muy particular.
Es esta actividad grupal a las y los jóvenes se les disminuye la capacidad de sus sentidos y la movilidad para que experimenten lo que una persona adulta mayor vive día a día.
Las y los docentes preparan la logística y la dinámica del taller, hacen uso de algodones para tapar los oídos, anteojos oscuros o con uno de los lentes tapado, así como guantes y tiras de tela para bloquear el movimiento de caderas y rodillas.
Con estos impedimentos las y los estudiantes deben subir y bajar escalones, recoger monedas o la cédula del suelo, escribir, entre otras pruebas.
Esta es una de las formas que tiene la Escuela de Medicina para asegurarse de que las y los futuros médicos del país obtengan la sensibilidad necesaria para tratar con adultos mayores y poder comprender mejor su cotidianidad.
El Curso de Geriatría fue inaugurado este mismo año 2014 y seguirá formando parte de la malla curricular de la Escuela de Medicina para estudiantes de quinto año de la carrera.
“Desde hace ya cuatro años damos la parte teórica del curso de geriatría y esta sería la parte práctica, ellos vienen a trabajar con nosotros todos los viernes en la tarde y será un curso anual. En este tipo de sesión dividimos al grupo de jóvenes en dos partes, la mitad pasa visita en los diferentes salones del Hospital y el resto se queda acá revisando casos clínicos y participando en este taller, después se intercambian”, amplío la Dra. Milena Bolaños Sánchez, profesora de este taller.
El estudiante Leonel Gutiérrez Vega indicó que después de vivir esta primera experiencia en el taller ahora entiende mucho mejor la necesidad de que existan espacios y atenciones exclusivas para las y los adultos mayores.
“Al evaluar a un paciente en realidad uno aplica lo que ha leído en el libro, no ve a la persona, su familia o cómo ha sido su vida, chequeamos lo médico, se piensa en el tratamiento y en lo farmacológico o quirúrgico. Esto nos sirve para meternos en los zapatos de ellos y tener una idea de lo que sufre el paciente más allá de lo médico y la carga emocional que llevan. Es un ejercicio para hacer crecer la empatía con los pacientes”, expresó Leonel Gutiérrez.
Dentro del desarrollo del taller también se imparte teoría orientada a respaldar la dinámica de obstaculización de sentidos y movimientos, por ejemplo, se enseñan las normas que deben seguir las y los doctores en la consulta médica que dan a personas adultas mayores.
Dichas normas incluyen acciones como explicarles ampliamente, en forma clara y sencilla, todo lo relacionado con su tratamiento de salud, darles más tiempo para que entiendan las instrucciones médicas, animarlos a que hagan las cosas por sí solos para que no pierdan movilidad y siempre tener el consultorio bien iluminado, entre muchas otras reglas.
La estudiante María Fernanda Beeche Alfaro acotó que gracias a la formación que reciben en la UCR van a poder contribuir a que el proceso de envejecimiento sea feliz y productivo en las personas.
“Realmente es muy importante porque en la consulta los doctores tratan muchas veces a los adultos mayores como cualquier paciente y no es así, a ellos hay que tratarlos con respeto y paciencia. Como jóvenes cuando nos ponen a hacer estas actividades lo que nos queda es que es difícil ser adulto mayor y que sí se puede hacer mucho por ayudarles”, sentenció María Fernanda.
Por su parte, el estudiante Sebastián Fallas Marín recalcó que las y los pacientes adultos mayores lo único que piden es paciencia y tolerancia, y que como futuros doctores deben ser ejemplo de ello.
“Esta experiencia enriquece y complementa toda la teoría que vemos. En los apuros de la consulta a lo mejor el doctor no se detiene a pensar en todas las dificultades que pasa cada día un adulto mayor y esto nos concientiza para valorar mucho más los esfuerzos que ellos hacen. Los adultos mayores no tienen que adaptarse a la sociedad, más bien es la sociedad la que debe adaptarse a las capacidades que ellos tienen”, resaltó Sebastián Fallas.
Las y los estudiantes reciben este curso en el Departamento Clínico de Geriatría de la Escuela de Medicina de la UCR ubicado en el Hospital Nacional de Geriatría y Gerontología (HNGG).
El director de ambas instancias es el Dr. Fernando Morales Martínez, catedrático universitario, quien explicó que la geriatría en los sistemas de salud debe ser solidaria para acoger a ese sector de la población y ofrecerle las mejores condiciones de atención en salud.
“En el HNGG durante los últimos 10 años han aumentado a un ritmo de 2.3% anualmente las hospitalizaciones, las consultas subieron 4.2%, al igual que las urgencias un 6%. La geriatría debe ser concebida dentro del sistema de salud desde una visión integral, humanista y social, con un enfoque inclusivo y basado en los derechos humanos. De esa misma forma se debe atender a toda la población, sean niños o adultos, pero hay que darle énfasis a la atención del adulto mayor y jamás dejarlos marginados o por la libre, porque ahí es cuando vienen los grandes errores”, argumentó el Dr. Morales.
Finalmente, el geriatra comentó que Costa Rica necesita edificar un nuevo hospital que permita una mejor atención a las y los adultos mayores, ampliar la formación de profesionales en este campo y fortalecer los programas de preparación para la jubilación.
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