Académicos de la Universidad de Costa Rica (UCR) cuestionaron los beneficios de los transgénicos y su uso en la agricultura del país, en un foro sobre el tema organizado con la participación de representantes de los sectores privado y académico.
Con el título Biotecnología: Retos y oportunidades para el desarrollo del país, la empresa CropLife Latin America, en coordinación con la Escuela de Biología del Instituto Tecnológico de Costa Rica (TEC) y la Cámara Nacional de Agricultura y Agroindustria, realizaron la actividad con el objetivo de debatir sobre las ventajas y desventajas de los Organismos Genéticamente Modificados (OGM), conocidos como transgénicos.
De la UCR participaron el Dr. Luis Felipe Arauz Cavallini, profesor de la Facultad de Ciencias Agroalimentarias, y el Dr. Jaime García González, profesor de la Escuela de Biología.
También debatieron el Dr. Giovanny Garro Monge, profesor de la Escuela de Biología del TEC y el MBA Martín Zúñiga, director ejecutivo para Centroamérica y el Caribe de CropLife.
Arauz argumentó que la competitividad del país debe estar en función de la puesta en marcha de agroecosistemas sostenibles. “Tenemos que aumentar la sostenibilidad para aumentar la competitividad”, dijo y agregó que Costa Rica debe valorizar su diversidad biológica como estrategia de conservación.
Sobre el tema de los transgénicos, el académico aseguró que le preocupan varios aspectos relacionados con los OGM, principalmente la liberación al ambiente de microorganismos transgénicos por el impacto que estos puedan tener en la biodiversidad nativa.
Asimismo, rebatió la afirmación de que en el mundo ha habido un aumento de la producción de alimentos gracias a los cultivos transgénicos y que esto ha contribuido a la reducción del hambre, como lo afirman los defensores de los OGM.
“No hay nada que se resuelva con transgénicos que no se pueda resolver con tecnologías ya existentes”, argumentó.
Mientras tanto, García enfatizó en que la mayor parte de la sociedad costarricense desconoce qué son los transgénicos, “uno de los temas más polémicos que la sociedad civil y científica mundiales han tenido en las últimas dos décadas”.
A juicio del especialista, el tema más cuestionado es la producción de alimentos por medio de cultivos genéticamente alterados, es decir, los OGM, que se obtienen por medio de la ingeniería genética.
Los transgénicos tienen efectos económicos para los agricultores en los países en donde estos se han sembrado, advirtió García. Comentó que al 2012, la mayoría de los países del mundo, 177 de los 194, han optado por no cultivar este tipo de semillas y solo 28 sí lo hacen. De estos últimos, cinco abarcan el 90 % del área total cultivada con transgénicos.
En su criterio, hay otros aspectos de los transgénicos que también repercuten en los pequeños agricultores, como son la concentración de la producción y la comercialización de las semillas transgénicas y sus insumos en manos de unas pocas empresas transnacionales, el uso de agroquímicos y los derechos de propiedad intelectual. “Esto obliga a los agricultores a que tengan que pagar por lo que no quieren”, indicó.
El especialista dijo que “todo esto ha sido ampliamente documentado por la comunidad científica independiente en los últimos 60 años”.
Ambos docentes hicieron hincapié en que la valoración del riesgo de los transgénicos debe incluir el principio precautorio en materia ambiental, asociado al derecho a un ambiente sano y ecológicamente equilibrado, y debe basarse en criterios científicos, económicos, ambientales, sociales y culturales, como lo indica el Protocolo de Cartagena.
Además, insistieron en el derecho de los consumidores a que la información sobre el contenido de transgénicos aparezca en el etiquetado de los productos.
El profesor del Instituto Tecnológico destacó que existe una tendencia acelerada de la biotecnología por incursionar en el procesamiento de alimentos, como por ejemplo para eliminar la oxidación de la papa y la manzana, aspecto que causa muchos problemas a la industria.
El experto comentó que los aportes más recientes en este campo se refieren al mejoramiento nutricional de alimentos por medio de vitaminas y minerales, lo que a su juicio hará que la gente cambie su percepción en torno a los transgénicos.
Manifestó que Costa Rica ha sido líder en la investigación sobre ingeniería genética, con investigaciones pioneras sobre la resistencia a virus en cultivos como arroz, maíz, banano y plátano, y más recientemente, otras aplicaciones en plantas medicinales y en tabaco.
“Somos pioneros en Centroamérica en establecer una Comisión Técnica Nacional de Bioseguridad y un marco regulatorio para el manejo adecuado de material transgénico, razón por la cual varias empresas privadas vienen a hacer pruebas de campo aquí”, sostuvo.
Por su parte, el representante de CropLife se manifestó a favor de “una segunda revolución verde” para hacer frente a las necesidades de alimentación de la población mundial.
Dijo que una de las soluciones a este problema es la biotecnología agrícola, y específicamente los transgénicos, los cuales son una herramienta más ante la reducción de la productividad agrícola.
Zúñiga dio a conocer que actualmente existen 170 millones de hectáreas sembradas con OGM y 17 millones de agricultores que utilizan esta técnica genética.
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