Por un día Juan Arriaga Mora, agricultor de Santa Bárbara de Santa Cruz, Guanacaste, dejó de lado su trabajo en la parcela Sol de Vida, para seguir aprendiendo, esta vez en la Universidad de Costa Rica (UCR), en la Jornada de Puertas Abiertas organizada por la Facultad de Ciencias Agroalimentarias con motivo de la celebración del Día del Agricultor Costarricense, que se conmemora el 15 de mayo de cada año.
Así junto a más de 50 hombres y mujeres que trabajan la tierra, se dio cita en la Institución donde pudo observar directamente cómo se hace un análisis de suelos, pastos o semillas, un diagnóstico de plagas o enfermedades en cultivos, cómo es el proceso y para qué sirve un cultivo de tejidos, qué avances hay en producción animal, cómo darle valor agregado a los productos agropecuarios o cómo mejorar la administración de la finca, entre otros.
Para lograr este objetivo la Facultad organizó a estudiantes y académicos quienes atendieron a los visitantes en los centros de investigaciones Agronómicas (CIA), en Granos y Semillas (CIGRAS), en Nutrición Animal (CINA), en Protección de Cultivos (CIPROC) y en Ciencia y Tecnología de Alimentos (CITA), y para quienes se montó además exposiciones sobre la labor que desarrollan el Centro de Investigaciones en Economía Agrícola y Desarrollo Agroempresarial (CIEDA) y las estaciones experimentales de ganado lechero Alfredo Volio Mata (EEAVM) y agrícola Fabio Baudrit Moreno (EEFBM).
Como actualmente don Juan desarrolla junto con un grupo de agricultores en cuatro hectáreas una parcela agroecológica, donde aprenden cada día a cuidar la tierra y la salud mediante lo que cultivan para comer, vio en la invitación de la Universidad una oportunidad para encontrar respuestas a muchas de las dudas con las que se han encontrado en el duro camino de hacer agricultura, sin utilizar productos químicos o semillas transgénicas.
En el recorrido, Arriaga se mostró interesado en los análisis de suelos que realiza el Laboratorio de Suelos o los productos que desarrolla el Laboratorio de Microbiología Agrícola para enriquecer el suelo, ambos del CIA. Asimismo, durante su visita a la planta piloto del CITA, consultó las posibilidades de enviar las galletas o la harina de ojoche que producen, para certificar sus características nutricionales o nuevas formas de conservarlas.
Finalmente, canalizó interrogantes sobre cómo saber si los biofermentos o compostas que fabrican tienen los niveles óptimos de nutrientes o si algunas de las especies de yuca que siembran, son apropiadas para el consumo humano.
A la actividad acudieron agricultores de Alajuela, Cartago, Grecia, Tarrazú, Tucurrique, Zarcero, Pococí y Mora, entre otros, lo mismo que representantes de organizaciones como la Cámara de Productores de Leche o la Corporación Hortícola Nacional.
Para el Dr. Luis Felipe Arauz Cavallini, decano de Ciencias Agroalimentarias, la visita regular de pequeños y medianos agricultores a la UCR es de suma importancia, con miras a lograr una mayor vinculación con el sector y ofrecerles una serie de servicios que puedan impactar positivamente sus sistemas productivos.
Durante la actividad el decano manifestó que para afrontar los retos que suponen la seguridad alimentaria, la crisis de los combustibles fósiles y el cambio climático, gran parte de las respuestas están en la producción agrícola, por lo que hay que aunar esfuerzos para fortalecer al sector, que a diferencia de lo que se piensa sigue teniendo relevancia nacional.
“En el caso de Costa Rica -indicó- nos dicen que el sector agroalimentario ya no tiene importancia, cuando el 70% de las calorías y el 65% de las proteínas que consume la población son producidas por agricultores y ganaderos costarricenses, contribuyendo así a la seguridad alimentaria del país”.
En el campo económico, el agro y la agroindustria contribuyen con el 14% del Producto Interno Bruto (PIB) y solo la agricultura y la ganadería generan el 12% de los empleos, cuatro veces más que los de zonas francas.
Por lo anterior y por los valores que ha aportado y sigue aportando el agro como lo es el trabajo tenaz que aporta el labriego sencillo, uno de los más queridos de la nacionalidad costarricense, es que la Facultad de Ciencias Agroalimentarias dice presente poniendo a disposición del sector productivo más de 100 investigaciones vigentes relacionadas con los principales desafíos de nuestro tiempo, concluyó Arauz.
Por su parte, la Licda. Xinia Chaves Quirós, viceministra de Agricultura y Ganadería, manifestó que este tipo de actividad compromete a las autoridades nacionales a seguir fortaleciendo los lazos de colaboración con el sector académico, público y privado, en beneficio de las y los productores.
La Viceministra agradeció a las y los agricultores presentes, su aporte cotidiano al desarrollo nacional, tanto que en el 2012 el agro fue el segundo generador de empleo, brindando trabajo directo a 270 mil personas. “Se trata, dijo, de una actividad absolutamente viva, porque son seres humanos los que la acompañan”.
En su alocución, Chaves invitó a los centros de investigación de la Universidad a integrarse al proceso en que están algunos sectores del agro en cumplimiento de la estrategia del cambio climático y a plantear iniciativas con el propósito de avanzar en la meta de carbono neutralidad efectiva. Asimismo a continuar apoyando al sector mediante la investigación y el desarrollo tecnológico para la competitividad.
De cara a esta efemérides, el Dr. Henning Jensen Pennington, rector de la Institución, indicó que como comunidad académica, “la UCR recuerda en esta fecha su responsabilidad por proteger esos poderes creadores que nos vinculan a la tierra, esa alquimia que llamamos agricultura, como un saber que proviene de tiempos inmemoriales, imposible de patentar porque en su formación han colaborado millones de personas a lo largo y ancho de la geografía y la historia mundial”.
El Rector recalcó que “no habrá un futuro estable sin agricultura y sin agricultores”, por lo cual la Institución debe hacer sus aportes para impulsar un comercio más justo, mediante el cual quienes cultivan obtengan ingresos dignos, y simultáneamente apoyar el desarrollo de un mercado que produzca variedad y ofrezca alimentos inocuos a precios adecuados para el consumidor local, sin degradar en el proceso los recursos naturales.
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