Con miras a encontrar soluciones a problemas complejos como la gripe aviar, es necesario incentivar un “cambio en la perspectiva que tienen los seres humanos sobre los microorganismos que viven fuera y dentro de las personas”, indicó la Dra. Libia Herrero Uribe, especialista en virología, durante su participación en el IV Congreso de Transdisciplinar, Complejidad y Ecoformación 2010, que se realiza en la Universidad de Costa Rica del 22 al 25 de febrero.
Ante la omnipresencia de los virus, propone un abordaje conciliador y preventivo, más que una erradicación, tomando en cuenta elementos ecosistémicos: el individuo, la sociedad y el ambiente.
Las enfermedades virales son trasmitidas por diferentes vías: respiratoria, oral, sexual, por piel, por sangre y de manera conjuntiva.
No obstante la incidencia en morbilidad y mortalidad, más que por razones de índoles biológicas, vienen enmarcadas por cambios sociales, económicos y ecológicos. El impacto varía entre zonas del mundo desarrolladas y en vías de desarrollo.
Específicamente, algunos de los factores que provocan epidemias son las migraciones, las variaciones en la demografía, la pobreza, la desigualdad, el aumento del transporte internacional y el comercio, la contaminación y la deforestación.
Ejemplo de esto, dijo la Dra. Herrero, es la gripe aviar, que surgió como producto de comportamientos humanos específicos en su relación con las aves, en este caso concreto.
La microbióloga Herrero comentó el caso de las zonas rurales de China, en donde por razones culturales la población tiene una relación muy íntima con sus animales domésticos. Los sacan durante el día a espacios abiertos donde conviven con especies silvestres y posteriormente durante las noches los albergan dentro de las casas.
El contacto cercano entre personas y animales tiene como resultado la transmisión entre hospederos.Además, entra en escena la susceptibilidad del ser vivo expuesto a la enfermedad,pues los estados de estrés, que pueden ser físicos o emocionales, los hacen más vulnerables.
También son importantes las formas de sacrificio, el comercio y el consumo y por supuesto los niveles de higiene que se tengan en estos procesos.
Para la especialista, la vigilancia ante epidemias debe involucrar a la sociedad, generando cambios de conducta a nivel personal por medio de la educación y por supuesto, se debe repensar la relación con el medio ambiente.
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