La violencia caracterizó la época previa y posterior a la guerra civil que Costa Rica vivió del 12 de marzo al 20 de abril de 1948, según afirmaron los panelistas de una mesa redonda que conmemoró los 60 años de esa confrontación armada en el país.
En el auditorio Gonzalo González González totalmente abarrotado de público, se llevó a cabo el foro organizado por la Escuela de Historia, con la participación de los historiadores Iván Molina, Denis Arias y David Díaz, quienes se han dedicado a investigar, analizar y profundizar datos sobre la guerra del 48.
Según dijo el M.Sc. Francisco Enríquez, Decano de la Facultad de Ciencias Sociales, quisieron conmemorar esa gesta que marcó la vida de la familia costarricense, con sufrimiento, muerte y rencor por más de 50 años.
Los historiadores indicaron que en la memoria histórica costarricense se ha querido invisibilizar la violencia que se vivía en el país antes y muchos años después de 1948 y que a partir de noviembre de 1949, cuando se publicó un folleto anónimo se comenzó a hablar de la guerra de liberación, cuyos motivos habían sido la defensa de la pureza del sufragio y de la democracia, lo que para su criterio no refleja la realidad de lo que sucedió, porque desde un año antes se percibía la sensación de guerra.
Denis Arias señaló tres elementos importantes que aunque no tienen relación directa con la guerra, influyeron en el pensamiento de la época, como es la influencia del nazismo en algunos círculos de poder en la década de 1930 e inicios de los años 40, el cual llegó a contar con gran apoyo y simpatía en el país, al punto que la colonia alemana estableció un club social, en el que circulaban publicidad y símbolos nazis.
Otro de los elementos de peso que atizó el estado de violencia era el sistema autoritario de convivencia, que afectaba la vida cotidiana y política del país. Por ejemplo citó la época de León Cortés, quien se caracterizó por su autoritarismo y actos de violencia en su lucha contra el comunismo. “Lo interesante es que luego tanto los comunistas como los anticomunistas pedían un gobierno de mano dura, en aras de la defensa y fortalecimiento del nacionalismo”, afirmó el historiador.
Agregó que la Liga Antifascista que defendía la España de la Guerra Civil, entre 1936-1939, se convirtió luego en el Frente Cívico Antinazi que tuvo su influencia en el pensamiento de la época, pues denunció a inicios de 1940 lo que llamó la afinidad nazi-calderonista, lo que posteriormente provocó un rechazo radical del nazismo, hasta llegar al extremo de que el país le declarara la guerra a Alemania.
La violencia se mantuvo
Para Arias no se debe invisibilizar, sesgar o silenciar la violencia que se vivía en Costa Rica como antecedente del conflicto armado, porque para su criterio eso sería como repetir lo que hicieron “los legos de la patria en el siglo XIX, que caracterizaron a este pueblo con el pacifismo, en medio de dictaduras, cuartelazos y violencia familiar patriarcal”.
Por su parte, David Díaz aseguró que entre 1940 y 1948 la gente participaba en manifestaciones públicas que se tornaban violentas y que términos como “volar cincha” o “volar bala” eran comunes para la población costarricense.
Explicó que una revisión detallada de 900 testimonios de participantes directos o indirectos en la guerra le permite afirmar que los opositores al gobierno vieron en el conflicto armado la posibilidad de vengarse, de desquitarse de muchos atropellos, requisas y persecuciones que habían sufrido.
Para los calderonistas los motivos para ir a la guerra eran la lealtad al caudillo, para el sector económico que se sentía lesionado por la aprobación de las garantías sociales, el creer que se abolirían esas leyes, y para los comunistas, la confianza en sus líderes, como eran Manuel Mora Valverde y Carlos Luis Fallas.
Díaz explicó que la violencia se evidenció incluso después de la guerra, con el asesinato en La Congreja y en el Codo del Diablo, así como con actos de represión que se dieron desde 1949 hasta 1958.
Para el profesor e investigador Iván Molina Jiménez los nuevos datos recabados de la historia de la guerra civil del 48 obliga a dudar de dos aspectos importantes: la aparente violación de la voluntad popular como causa principal de la guerra, pues el ganador de las elecciones presidenciales, Otilio Ulate, tuvo que esperar 18 meses para que se le entregara el poder; y en segundo lugar, los resultados electorales de 1948, ya que mientras en los presidenciales el partido de Ulate ganaba por más de 10.000 votos, en los de diputados perdía por más de 12.000 votos.
“Es difícil creer en esos resultados, considerando la atmósfera política tan tensa y polarizada que se vivía en esa época”, aseveró.
Sin embargo, las investigaciones continuarán para esclarecer todas las dudas sobre ese acto bélico que vivió el país.
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